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lunes, 25 de septiembre de 2017

Patrimonio cultural de Casanare, una reflexión cotidiana

 De Casanare:

Hay en la biblioteca Unitrópico  una intención de sumar varios esfuerzos por fundamentar la creación y apertura de una Sala de Estudio dedicada exclusivamente  para compilar los asuntos de la región. A este esfuerzo se le suma la intención de aglutinar a aquellos autores y gestores a propiciar debates y discusiones que eleven en la práctica la oratoria casanareña.

Indagar por la elaboración de un directorio de autoridades, que indique en su justa proporción quién es quién en Casanare,  desde los cantos y relatos de vaquería, de ordeño y labranza del campo hasta las marcas que ha traído el progreso en ese ensanchamiento, muchas veces inconsulto entre las comunidades. Poco o nada se le pregunta al ciudadano de a pie si las intervenciones son aprovechables o no.
 De los libros que publican los setenta o más años de existencia jurídica de Yopal, son algunas de las imágenes que reflejan la intención, el clima espiritual y por ende, cultural de la región. Una ciudad que surge en los tiempos de la segunda guerra mundial. Acontecimientos que van a marcar de modo interesante el desarrollo de la región: de la ciudad al campo, nuevas costumbres, otras formas de ver el mundo, otras nuevas maneras de trabajar...
 Y con el desarrollo urbanístico, los nuevos requisitos de la vida contemporánea: el uso eficiente de la información; los análisis de contexto; la formulación de políticas públicas, planes de desarrollo, las veedurías ciudadanas, las rendiciones de cuentas de la gestión e inversión pública, entre otros factores que dinamizan las relaciones entre el Estado y la ciudadanía.
 La biblioteca pública departamental hace presencia en la región, aportando nuevas herramientas de trabajo académico y de promoción cultural para consolidar la constitución de nuevos tejidos sociales. Un Casanare pujante en el concierto de la nación; donde sus estudiosos pueden contribuir en la formación de las nuevas generaciones que tomarán las riendas de la conducción, el liderazgo y la proyección hacia el resto del país y del mundo.

En la radio, en los periódicos, en las bibliotecas, en las calles, en los encuentros solidarios y filiales, en los escenarios académicos, se van conversando las nuevas rutas y se van negociando los nuevos desafíos para casanareños raizales o "guates"... Desde la planeación participativa hasta las deliberaciones y sus correspondientes tomas de decisiones de las Juntas Directivas que los entes públicos y privadas pautan para la región. Actividades que van quedando registradas en agendas personales, en diarios de campo, en informes entre otros soportes de información que conforman la literatura gris de una región.


Publicaciones como la Revista Caribabare que ha liderado el Centro de Historia dan cuenta de las múltiples dinámicas que debemos reflexionar en el devenir de un inmediato futuro pujante y desafiante en la segunda década de este nuevo milenio que aún todavía no cantan los poetas.


La formación de Salas Casanare en las bibliotecas del departamento se vuelve una meta que nos desafía en la recuperación de la cultura casanareña... Se cuida lo que se conoce. Se conoce lo que se lee. Se lee lo que se aprecia. Se aprecia lo que nos muestra la riqueza espiritual, material y diferente de Casanare ante el concierto nacional. Hacemos parte de Colombia e históricamente desde estas geografías también se ha pautado un protagonismo estelar: Salvador Camacho Roldán, Silvia Aponte, Lucila Piragauta, Tirso Delgado, Eduardo Mantilla Trejos, Carmen Isabel Martínez,  Dumar Aljure Rivas...


Para la colección  Casanare se debe compilar: diarios personales, álbumes fotográficos familiares e institucionales, historia institucional desde todos los sectores de la economía, la ciencia, la cultura política, la administración pública, la historia de la Iglesia Católica, evidencias del surgimiento de los otros credos religiosos y su consolidación espiritual; además es necesario sistematizar los relatos fundacionales desde los pueblos coloniales hasta los recién fundados. Trascender el empuje de los llaneros y contarlo en los libros como intencionalidad inmortal en sus registros que hoy son informes de gestión y en cincuenta, cien o más años, serán las evidencias necesarias que contribuirán a humanizar semejante cantidad de desafíos que tendremos que afrontar. 

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